Tenía la obsesión de perseguirse
y se buscaba en las antologías
para castigo de sus propios males.
Como el pobre jamás daba con él
pensó, como Noé, que lo mejor
era ponerse a predicar diluvios
y construir sin más su propia nave.
En ella puso dos de cada especie,
poetas diferentes que salvasen
la fauna tan distinta con que puebla
Dios las siete provincias culturales.
Se crecieron las aguas y hubo muchos,
demasiados Noés, malos poetas
que por salvarse del diluvio inventan
su propia balsa de Medusa y pasan
por polizones generacionales.
Inédito.
Inédito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario