lunes, 20 de enero de 2014

Elegia de Yuste



El Cultural
Lunes, 20 de enero de 2014


Elegía de Yuste

José A. Ramírez Lozano

Celya, 2013. 50 páginas, 10 euros.
TÚA BLESA | 17/01/2014 |  Edición impresa

José A. Ramírez Lozano
La muerte como tema, como anuncia en el título “elegía”. Para ello José A. Ramírez Lozano (Nogales, Badajoz, 1950), con numerosas publicaciones a sus espaldas -libros de poesía, de narrativa y también de literatura infantil- y no pocos premios, organiza este libro en torno a la figura de Carlos V, retirado en Yuste a la espera de la cita inevitable; en un segundo bloque de poemas, los personajes son algunos de los soldados alemanes muertos durante las dos guerras mundiales enterrados en el cementerio de Cuascos de Yuste, a los que hace hablar desde sus tumbas, lo que recuerda la Anthology of Spoon River de Edgar Lee Masters; y una tercera parte la constituye un poema dialogado de cierta extensión en el que el Emperador conversa con Tiziano, quién lo pintó, y con su esposa Isabel, que resulta ser una figura de la muerte. Así, la unidad de tema se expone en variedad de formas textuales, de voces y perspectivas sobre la muerte... y la vida. Si el todopoderoso Emperador aún sueña con “derrotar a la Muerte tras la muerte”, para lo cual se propone contar con la ayuda de los soldados enterrados cerca del Monasterio, al fin hombres de su misma estirpe, estos toman la palabra y hay quien todavía espera la resurrección, quien, si pudiera, volvería a su patria a buscar a su amada para morir en paz, porque “Nada hay más allá/ de lo que llaman vida”. O también: “La eternidad acaso/ era sólo este mirlo/ que escucho en la mañana”. Monólogos dramáticos que sirven para dejar constancia de una plural concepción de la muerte.

“El sueño de Isabel” presenta a un Carlos que, aunque se resiste a desaparecer, acaba por aceptar su destino por amor, por reunirse con Isabel más allá de la muerte. El poemario, de composición y lenguaje más que interesantes, se cierra con “Cipo”, que expone cómo el poema, al igual que una columna erguida entre unas ruinas que nada sostiene, es “hermoso e inútil” y se alza para perdurar en vano, signo de los “sueños/ de las generaciones”. Todo está destinado a desaparecer. Como en las medievales danzas de la muerte, en Elegía de Yuste la muerte alcanza a todos, a los poderosos y los que no, todos al fin simples mortales.


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