MAGO
Tú nunca Baltasar. Un mago trae
hilvanado el sigilo
y tú arañas la cal
y azotas las luciérnagas
con tu pestaña.
No.
Baltasar no lo haría. Él siempre
trae
hebras de gutiámbar
y almíbar de libélulas; tú, en
cambio,
sólo pan de cizaña, negra miga
de cornezuelo.
No.
Tú nunca Baltasar.
Si no ¿dónde la mirra
entonces?¿dónde
la vitola del oro, la avaricia
de su celebración?
Mejor te vas.
Vuélvete al abejar donde las sílabas
y funda un emirato
con dos mil elefantes cuyo himno
sea tu herencia mejor.
Por enero, yo quiero un birimbao,
una guzla de azúcar,
la lumbre de los témpanos,
la prosodia remota de la mirra,
la caravana de su epifanía.
De Caliches. 2009.
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