lunes, 28 de enero de 2013

MODO SUBJUNTIVO



    

                                      MODO SUBJUNTIVO

  En mis tiempos de Enciclopedia Álvarez, aquello de los accidentes del verbo tenía para mí el misterio mismo del dogma de la Trinidad o de ese otro de la Transubtanciación, tan de antropófagos. Y más que nada el modo verbal. Porque lo de singular y plural, claro; lo de futuro y pasado, claro también, pero vaya usted a saber lo que quería decir aquello de modo subjuntivo.
  Luego, con el Preu, advertí que los modos verbales encerraban toda una perspectiva, un espectro de la conducta social y que abundando en él podía dar para una clase de ética. El modo subjuntivo expresa deseos, posibilidades, es el modo de la cortesía. El hablante ve los hechos como ficción. O sea, que un hombre sin subjuntivo es un hombre sin educación ni fantasía, un hombre sin imaginación.
  Los modos, los buenos modos que mi abuela decía, se han ido luego reduciendo a tres con los años. Mi infancia debió ser rica en modos verbales, porque, según la Enciclopedia Álvarez, eran cinco; a saber: el infinitivo, el indicativo, el potencial, el subjuntivo y el imperativo que Dios guarde. Pero se conoce que entre lo políticamente correcto y la devastación de la ESO, esa pluralidad ha venido empobreciéndose hasta una indigencia alarmante. La riqueza crítica y ética y hasta poética de una sociedad debiera calcularse por el número de sus modos; oséase, por las múltiples maneras de percibir nuestros actos y asumirlos como subjetividad.
  Y eso no es lo peor. Lo peor es que últimamente de tres se nos están reduciendo a dos, como los partidos políticos. No tienen más que pegar el oído a esta horda analfabética que nos come los pies para advertir que jamás usan el subjuntivo. Y aún diría que, de seguir así las cosas, vamos a quedar en el más duro y puro imperativo.
  Lástima de subjuntivo porque él era el modo de la insinuación y la poesía, el del deseo y la singularidad del alma, el de los buenos modos y el por favor; el modo del corazón, el que amparaba nuestras ansias y deseos.
 Eso, una forma de futuro.



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